Queridos lectores!
Hemos pasado unos maravillosos días de Semana Santa en las Salinas de Bonanza y las marismas del Guadalquivir! En las Salinas no vimos los grandes bandos de limícolas que habíamos esperado, pero lógicamente disfrutamos mucho los que allí nos alegraron con su presencia, como correlimos comunes, zarapitines, menudos y algunos combatientes:
Llamaba la atención la gran cantidad de archibebes comunes que allí se alimentaban y nos mimaron los sentidos con sus bellos cantos:
"Que quede muy clarito! Nosotros no estamos de paso! Pensamos fundar aquí una familia!", nos explicaba el matrimonio chorlitejo patinegro con toda la serenidad:
Ay, que guapo es EL con su cinta negra en la cabecita, pintada allí como con un rotulador! - Estaba ocupado en cambiar piedrecitas de un lado para otro y su graciosa esposa probaba, si estos "nidos" servían o no!
Algunos correlimos comunes ya lucieron sus trajes de gala, otros ...
... apenas empezaron a cambiar de mudarse:
Cuando yo pienso que distancias aún tiene que recorrer este correlimos menudo para llegar sus tierras de crianza, siento una admiración profunda!
También a los correlimos zarapitines les espera aún un largo camino. Que bien, que se pueden fortalecer en las Salinas de Bonanza!
En uno de los postes descubrimos a un águila pescador. Había contribuido aquella mañana bastante a la cadena alimenticia en el Reino Animal. El porqué?
Bueno, estas gaviotas se nos cruzaron en el camino de regreso y la explicación no estaba en la palma de la mano sino en el propio suelo:
La pescadora, seguramente ya llena de comida, había dejado caer al camino esta cabeza de Rape y ... .
... y un buen trozo de carne. Mejor dicho, las gaviotas comieron algo muy exquisito "Huesos de Rape", no al horno sino más vale como Sushi! Los dejamos comer con tranquilidad y seguimos nuestra deliciosa excursión a las Marismas del Guadalquivir. De esto os cuento en el próximo relato!
Saludos cordiales
Birgit Kremer